Mensaje de agradecimiento en el lanzamiento del libro Una amistad verdadera
Por: Arelis Marrero
Hoy es un día ExtraEspecial. Es un honor para mí compartir con todos ustedes la historia de María Isabel y sus queridas amigas Sofía y Mariana en este mi primer libro, "Una amistad verdadera". Este relato ha sido una travesía emocional que ha tocado las fibras más profundas de mi ser.
Antes de comenzar, primero quiero dar gracias a Dios por permitirnos estar aquí hoy. Por todas las veces en las que su providencia se ha hecho más que palpable en la vida de nuestra familia. Porque este evento y este proyecto ExtraEspecial lo menos que tiene son recursos económicos pero está lleno de recursos de amor, de amistad y de solidaridad que el Señor nos regala con su providencia cada día.También quiero expresar mi más sincero agradecimiento a todas las personas que han sido parte fundamental de esta maravillosa experiencia. A mi esposo William Rivera por siempre darme el espacio y apoyar cada uno de mis inventos (¡qué no son pocos!), por ser la voz de la razón cuando mis ideas pretenden irse a veces bien lejos de este mundo… El balance perfecto . A mis hijos Juan Pablo, David Alonso y María Isabel por ser siempre fuente de inspiración y quienes me impulsan a luchar cada día. Gracias a ellos soy quien soy. A mi familia mis padres y mis suegros aquí presentes, mis seres queridos y familia extendida, esos hermanos y hermanas del corazón, quienes me brindan su apoyo incondicional y me alientan en cada paso de este viaje.
- José Carlos Sánchez: porque la relación de profesora / estudiante trascendió a una amistad profunda y verdadera. Gracias por creer en este proyecto ExtraEspecial desde el día 0. Desde cuando todavía no tenía nombre y yo no tenía la más mínima idea de hasta dónde nos llevaría. Gracias por ser y estar.
- Elizabeth Vargas y Vilmarie Rivera. Una en California y la otra aquí en Corozal pero ambas a la corta distancia de un mensaje de WhatsApp. Gracias por ser las primeras en leer el cuento y ayudarme a editarlo.
- Lorena Lozada, quien tan hermosamente transformó y decoró este lugar: A Lorena le di catecismo cuando era una jovencita y que alegría poderla llamar no solo colega, sino también amiga.
- A la ilustradora colombiana Albylu Colla por las ilustraciones tan hermosamente creadas para este libro.
- Grupo de apoyo Diario de Burbujas y Tribu 21, Fundación Héroe con ExtraCromosomas por acompañarnos en este camino. Sin duda somos parte de esa maravillosa comunidad de familias con síndrome de Down que nuestros hijos nos han regalado.
- A Sofía Jirau y su familia. Por aceptar nuestra invitación y por ser fuente de inspiración para tantas familias que vemos en Sofía la posibilidad de un futuro autónomo e independiente para nuestros propios hijos.
- También deseo extender mi agradecimiento más profundo a la facultad de la escuela Genaro Bou en el barrio Cibuco de Corozal, profesionales comprometidos que dedican su vida a moldear las mentes y corazones de nuestros niños. Ustedes son verdaderos héroes que, con su vocación y entrega, dejan una huella imborrable en cada vida que tocan. Su labor es invaluable y el impacto que generan trasciende generaciones, moldeando un futuro lleno de compasión, inclusión y respeto.
Les cuento que un buen día, mientras recogía a María Isabel en la escuela para llevarla a sus terapias, sucedió algo que me enterneció el corazón. Resulta que una de sus compañeras de clase, Sofía, había llevado un regalo para ella junto con un dibujo y una notita escrita a mano. Sofía notó que María Isabel necesitaba más ayuda que los demás y decidió desde el primer día de clases acogerla, hacerla su amiga y preocuparse por ella. Ese pequeño gesto de amabilidad y empatía por parte de su compañera de clase me llenó de esperanzas. Me hizo reflexionar sobre lo mucho que los niños pueden hacer para practicar la empatía y la paciencia con otros niños que tienen necesidades diferentes, y cómo estos pequeños actos de bondad pueden tener un impacto duradero. Sofía representa a esos compañeros de escuela que con pequeños gestos hacen una gran diferencia. Por su parte, la Mariana de la vida real no está con María Isabel en la escuela, pero sí es esa amiga que la vida te regala. Esa amiga, que te celebra los cumpleaños, que es detallista y que no ve más que a una niña como ella que le encanta compartir y jugar juntas sin ni siquiera notar alguna diferencia entre ellas. Esa es Mariana. Y ojalá que los adultos, en algún punto de nuestro crecimiento, no perdiéramos esa pureza de corazón, esa virtud de no fijarnos en las apariencias. O como dice El Principito: “Sólo se ve bien con el corazón; lo esencial es invisible a los ojos"
Hace poco y gracias al Instagram conocí a Karin Denise Schröder, madre de Catalina Schröder, joven chilena con síndrome de Down. En su libro Pasión por la diferencia, ella menciona que “nuestra única igualdad es la que nos condiciona a ser humanos. Si desde pequeños aprendemos a potenciar nuestras diferencias como un valor social y logramos enseñar a escuchar, se abrirán enormes posibilidades de relación y acción hacia un mundo mejor y más justo.” Los valores que le enseñemos a nuestros niños, sean típicos o neurodiversos es lo único que nos garantizará un mejor futuro. Una mejor sociedad.
Por eso, queridas familias que nos acompañan hoy, es nuestra responsabilidad cultivar desde el nacimiento los valores humanos como el respeto, la empatía, la paciencia, la amabilidad, el compañerismo. Esa tarea es indelegable y nos guste o no, nuestros hijos son nuestro reflejo. Nosotros somos su espejo.
Y ustedes , familias con niños que tienen síndrome de Down, quiero decirles que ustedes son un ejemplo de amor incondicional y valentía, enfrentando cada día con una fuerza admirable. Yo sé muy bien que el camino muchas veces es bien cuesta arriba, pero no perdamos la esperanza. El mundo aprenderá a ver a nuestros hijos a través de nuestros ojos. No claudiquemos en nuestra misión de demostrarle a ese mundo que la vida de nuestros hijos es valiosa y que merece ser vivida con dignidad y con respeto. Dios ha puesto en nuestras manos un tesoro y una misión especial, y a través de nuestra experiencia, podemos inspirar a otros a valorar cada vida como un don sagrado. Mantengamos viva la fe y la esperanza, sabiendo que no estamos solos en este camino y que hay una comunidad dispuesta a apoyarnos y acompañarnos en cada paso.
Como autora de este libro, mi corazón se llena de certeza sobre el poder de la amistad verdadera y su capacidad para trascender las diferencias. En un mundo que a veces parece fragmentado, la amistad se erige como un faro de luz que nos une, recordándonos que todos merecemos amor y aceptación incondicional.
La historia de María Isabel y sus amigas nos enseña que la inclusión no solo es posible, sino que también es una bendición y una fuente de enriquecimiento. Cada gesto de bondad, paciencia y empatía tiene el poder de transformar vidas y marcar una diferencia profunda en el corazón de aquellos que enfrentan desafíos. Aliento a nuestros niños a ser portadores de esa bondad, a abrir sus corazones y construir puentes de amor y comprensión hacia aquellos que enfrentan dificultades. En cada pequeño acto de amor, sembramos semillas de esperanza y construimos un mundo más humano y generoso.
En este, mi primer libro, he buscado transmitir un mensaje de esperanza, amor y aceptación incondicional. Anhelo con todo mi corazón que esta historia conmueva sus almas, despierte la compasión en sus corazones y los inspire a apreciar y valorar la belleza de cada persona que encuentren en su camino. Porque la empatía y la inclusión Sí es posible y podremos lograrlo un niño a la vez.
Muchas gracias por estar aquí.
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